jueves, 26 de junio de 2014

El corazón a disposición del aprendizaje

Un descanso obligado, un extraño designio celestial, me tiene en cama hace 5 días víctima (y lo escribo a consciencia a partir del tortuoso ataque) de: la varicela. Dedicaré una entrada completa a tan macabro virus, sin embargo creo que ponerme al día con el que a todas luces ha sido mi compañero por casi 7 años, es justo y necesario. 
Mi no tan corta, ni tan loca, ni tan extrema vida, ha tenido ciertos vuelcos. 
Trabajar literalmente en el fin del mundo dentro de una cultura nueva, gente nueva, caras nuevas y sobre todo rutinas nuevas, ha sido todo un desafío, es como aprender un nuevo idioma, que para ser honesta, aun me cuesta entender. Ha sido tanto en tan poco tiempo, los pequeños valientes, la cosmovisión magallánica, los modismos patagónicos, han hecho de estos casi 4 meses fuera de mi cotidianidad algo más extenso que un simple paréntesis. 
Lo primero que debo establecer es que desde un tiempo a esta parte deje de cuestionar completamente la voluntad de Dios, no sé que significará pero creo que es bueno, simplemente SÉ que las cosas deben ser tal cual han ocurrido, es por lo mismo que no lloro cada día al recordar las historias de vida de mis pequeños héroes, pues es exactamente la historia que debían vivir que los preparará para la tan sorpresiva, aveces dura, pero siempre eterna...vida. He podido disfrutar del brillo de sus ojos, las sonrisas descaradas al ver una barra de chocolate, los abrazos y sobre todo la disposición de seguir, de continuar, de aceptar y enfrentar el siguiente paso, si pudiera decirles algo a estos pequeños, sin duda sería : BRAVO!





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