Con el equipaje desempacado, el chicle nacional entre dientes y valentin en reposo absoluto dedico este tiempo a añadir un capítulo más a estas crónicas volantinezcas otoñales...
Todo cambia, y el bicentenario no sería la excepción, hoy fuera de cualquier estructura y/o proyección de vida, de esas que uno hace cada año y medio, puedo afirmar que entre tanto cambio mis zapatos florales dejaron la nostalgia placentera y no culpable penquista para venir a bailar con el smog y el producto de la globalizacion...
He vivido de los mas inesperados milagros, no puedo dejar de asombrarme del derroche de amor celestial, llueve miel en mi ciudad de mazapan y desearia poder compartir esta sorprendente alegría con todo mundo, pues la dulzura es mejor coelctiva...
Cada vez que el barco comienza a nivelarse el temor acrecienta, es como si no pudiera convivir con la estabilidad extranjera, pero esta vez y tan sólo por que me visto de hojuelas salpico en los charcos de miel, inclino mi rostro y doy las gracias públicas y reverenciales al inventor de las sonrisas de papel...
Tiempos nuevos!
Perfessstamente registrada y no en el anonimato dejo mis mejores deseos en estos nuevos tiempos.
ResponderBorrarTe quiero mucho Volantina, nos veremos...por ahí, pero en Chile!